Por M.A.
Mi relato comienza antes del aborto, se inicia cuando empecé mi camino hacia las sabidurías femeninas, autocuidados, con la conexión con mi útero y mis cuerpos.
Mi intención es poder dar herramientas a aquellas mujeres que quieran hacer un manejo natural del aborto. Resulta, hay que ser constante y seguir la intuición. El aborto herbal es un proceso que se vive con paciencia y poniendo a prueba el cuerpo físico, cuerpo emocional y espiritual, a veces se siente que no se avanza y aumenta la ansiedad. Las hierbas son nuestras amigas, pero para entendernos con ellas debemos tener una relación desde el conocimiento y el cuidado de la naturaleza, las plantas siempre ayudan a sus aliadas, en su inteligencia saben detectar a sus guardianas.
Esta forma de aborto no es para todas las mujeres y no se puede realizar en cualquier momento de la gestación. Aquellas que opten por esta forma, tienen que ser mujeres sanas, sin antecedentes previos de comorbilidades u patologías hepáticas, que puedan recibir una dosis de toxicidad en su sangre y órganos. Debe ser inmediatamente confirmado el embarazo, idealmente sin días de atraso. Las meicas y parteras saben revelar una gestación desde el día 4-5 desde la concepción, a través de la lectura de la orina, tactos y pulsos, sabidurías que nos tejieron las ancestras, por eso si tienes sospechas, debes comenzar inmediatamente. El aborto herbal fue la forma que tuvimos de sobrevivir al ser mujer y a las maternidades de antes, que se caracterizaban por destinar toda la vida fértil de una mujer al servicio de lxs hijxs y el hogar, sin darnos tiempo entre cada cría para respirar, todos los años preñadas, paridas, puérperas. 25 a 30 años dando teta, con gestaciones que generalmente no eran planificadas, sino que eran llamadas “bendiciones de Dios”. Las parteras fueron las primeras feministas, al disponer del conocimiento para el bienestar de la mujer y su salud mental. Así, abortando, nos fuimos despertando de la opresión, que no es la maternidad, sino la esclavitud doméstica, esa que es entregada por Dios cuando te “conviertes” en esposa de un hombre que ames o no, le perteneces y debes sumisión, obediencia e hijxs.
Hoy existen medicamentos y un acceso al aborto seguro, pero ilegal. En este conexto, el aborto con plantas puede ser una alternativa a la que se recurre por creencia u afinidad, para mujeres que son conocedoras de hierbas o por pobreza, para aquellas que no tienen dinero para costear las pastillas carísimas que hay en el comercio negro de los miso, o para mujeres que tampoco tienen para una donación u tarjeta internacional (para encargar las pastillas al extranjero). La pobreza hoy, todavía es una problemática para abortar, y en los círculos no feministas, las mujeres están desinformadas, sin acompañamientos, sólo logrando recurrir al conocimiento popular del aborto herbal, heredado de los saberes de abuelas y madres. Pueden “acceder” y “decidir”, muchas veces en silencio, solas y calladas para que nadie se entere.
Para aquellas que quieran hacerlo, deben saber que no hay vuelta atrás, me refiero a que si comienzas con las hierbas debes seguir y si no funciona, debes tomar las pastillas pues las hierbas generan malformaciones fetales. Recuerda, el aborto con plantas es intoxicar tu cuerpo, tomas hierbas constantemente y eso puede generar otro problemas como daño hepático, infecciones u otras. Hazte asesorar si o si, las hierbas utilizadas para cada mujer serán distintas en tiempo y cualidad de la planta, diferenciándose por el biotipo, bioritmo y sus múltiples condiciones basales.
Debemos problematizar el aborto hasta que puedas hacerlo libremente y por la razón que quieras. Les dejo mi experiencia, fue un momento intenso, lleno de sabiduría, respetuoso, sin dolor y visibilizador de mi poder como mujer creadora, libre y bruja.
En el control diario que hago durante mi ciclo menstrual, me tomo la temperatura cada día en la mañana (hay varias consideraciones para que el método sea fiable: termómetro de dos dígitos después de la coma; haber dormido al menos 4 horas, medir la t° en la misma zona [intravaginal, sublingual o anal] y no dejar pasar más de 15 minutos al despertar para tomar la t°; registrando al menos durante 3 meses cada día). Durante ese control, y en el día 22 de mi ciclo (de 30 días aproximadamente), me di cuenta que la temperatura estaba alta, considerando la base promedio durante esos días, pues, ya debía de haber comenzado a descender para favorecer la menstruación. Revisé datos y me di cuenta que había posibilidad de concepción por mi día fértil. El día 25 del ciclo, sin atraso aún, pero sintiendo mis senos y pezones sensibles, muy hormonal, me hice una prueba casera (y muy confiable) de ovulación, la que evidenció mi embarazo. Ese día, ahora día 11 u 12 de gestación, me asesoré con una meica, quien me recomendó las primeras hierbas: comencé con el natre en dosis de 30 gotas, tres veces al día, más un litro y medio de agua con jengibre hervido durante 5 minutos, para tomar a diario. Me comuniqué con todo mi ser, no estaba preparada para ser madre en ese minuto. Me conecté con mi útero sabio para que las hierbas hicieran efecto y no gestara. Hubo un día que las náuseas por el natre me ganaron y lo vomité, pero volví a tomar la dosis y me resistí a eliminarlo. Mi cuerpo físico se sentía intoxicado, mi cuerpo emocional estaba triste y cansado.
Después de 5 semanas con las mismas hierbas, a diario, no podía seguir tomando natre. Hice una pausa de dos días, seguí con la dosis de jengibre y agregué borraja y ruda, en alternancia por días. Una semana después y con molestias al orinar (cistitis es un signo de alerta durante el embarazo), comencé con pequeños sangrados irregulares. Empecé a hacerme masajes uterinos, generando presiones en la zona para estimular. A la semana de eso fui a hacerme una ecografía transvaginal para ver qué había. El diagnóstico en la orden de ecografía era Amenorra, lo puso la matrona (feminista y sorora) para que el médico no me hostigara creyendo que estaba abortando (hecho cierto, decidido y manejado por mí y las mujeres que me estaban ayudando; pero ilegal en Chile). El resultado fue un aborto retenido, con saco gestacional, sin signos vitales, se observaba un trofoblasto con signos de desprendimiento parcial del huevo. Fue un alivio, doloroso y tranquilizador. Debía seguir con las hierbas para mi útero tuviera contracciones y soltar todo lo que tenía que soltar.
Lo siguiente fue seguir con el jengibre, la borraja y agregué hierba de la plata. Estaba en la semana 8 de gestación, continué con los masajes y ejercicios de relajo del piso pélvico. En este período ya no me sentía embarazada, aún habían naúseas esporádicas o malestares, pero con la vivencia de una primera gestación, y ahora esta segunda vez, sabía que mi cuerpo estaba abortando. La meica me recomendó óvulos de perejil o vahos con la misma hierba. Hice lo segundo, dos días seguidos en la noche, durante 15 minutos. A las 36 horas de eso comencé a sangrar de forma abundante. Sentía mi útero activo, sin molestias, con contracciones intermitentes, suaves y amigables de transitar. Muy diferente a la experiencia que recibí de mujeres que abortaron con pastillas, con dolores intensos y constantes. En el quinto día de sangrado, durante la noche, eliminé el esbozo de saco gestacional y un acumulo celular de forma indefinida. Seguí con sangrados moderados por 5 días más, un total de 12 días, más abundantes durante la noche. La indicación que siguió fue favorecer la aparición de las hormonas estrogénicas y que mi ciclo volviera a regularizarse.
En este proceso hubo gente que cuestionó mis decisiones, en el sentido de hacer de este tiempo un sendero que caminar, muy consciente y doloroso. La verdad, siento que fue lo mejor, amoroso, amable con mi cuerpo y mi ser. Viví el aborto en el espacio tiempo en que estaba ocurriendo, lloré mis juicios morales, la ausencia de un ligado femenino familiar que me guiara en lo que había decidido, el acompañamiento incondicional de mis doulas, amigas, lamien y mujeres cercanas sororas, la idea de no tener espacio para un hij@, la sensación de vacío al haber logrado mi propósito y la alegría de mis saberes con mi útero sagrado.
Espero esta vivencia pueda ayudar, somos libres de decidir sobre nuestrxs cuerpxs, de forma segura y acompañada. Lucharemos batallas internas y personales, sobre un cambio en la forma patriarcal y abusiva de vernos como mujeres, bases reproductivas en un sistema opresor y desvinculador de lo que somos con nosotras mismas, nuestros saberes y con nuestro entorno natural. Pero la fuerza que nos mueve, es aquella que siempre ha estado viva en nosotras, esa serpiente sabia que está alojada en nuestro útero, que vibra y que crea lo que nos propongamos.
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[Este relato me llegó en forma anónima y sentí que merecia ser compartido. Las mujeres siempre hemos abortado, y lo seguiremos haciendo]